sábado, 1 de mayo de 2010

9.- Josh Livesey: Remordimientos...¡No os quiero!

Me estaba empezando a preocupar. Nunca había visto a Bexx estar tan sonriente en casa desde que nos fuimos a la universidad. A ver, que nadie me malinterprete: no es que no me guste ver a mi hermana feliz, pero me parecía muy rara su actitud. Tal vez fuera porque sólo le quedaba un examen y lo tenía prácticamente aprobado con notable alto, o tal vez hubiera más. Por suerte tenía una madre que siempre interrumpía mis pensamientos con estupideces y evitaba que me comiera demasiado la cabeza.
-Me ha llamado Tabitha, la madre de Elle,¿os acordáis de ella, verdad? Pues bien, ha regresado de París hace dos días y van a celebrar una fiesta para darle la bienvenida. Deberíais ir, sois sus amigos.
Se hizo un silencio que jamás creía que tuviera lugar. En vez de saltar con alguna escusa, Bexx se concentró en escribir un mensaje con su móvil.
-Pero mamá, hace mucho que no sabemos de ella...-Si Bexx no lo decía, ya lo diría yo.
-Pues así os ponéis al día. De todas formas hasta las diez tenéis tiempo para pensároslo.- Podía haber sido esa su última palabra, pero no.- Aunque por supuesto que vais a terminar por ir.- Añadió asomando la cabeza por la puerta de la cocina.
Genial... Si mi madre supiese lo que pasó, entendería por qué no me apetecía ir nada allí.
Dos años antes. Una de las hamacas que rodean la piscina de la casa de Elle.
-Josh, me marcho a París. No me escribas, no me llames, no me vengas a visitar. Ahora, si no te importa, me gustaría que salieras de mi casa.
Miré a mi hermana, que seguía ensimismada con el móvil.
-Por una vez que necesito que abras la boca para quejarte, te quedas callada.
-¿Qué?-Preguntó sin entender nada. Seguramente ni había oído lo que nos había dicho mamá.
-Esta noche tenemos fiesta en casa de Elle.
-Ahhhhh.-Me entraron ganas de responderle "Ehhhhhhh".- No pensaba ir pero supongo que estaré allí para darte apoyo emocional.
Se me abrió la boca. No me esperaba eso de ella. Mi hermana podría ser muchas cosas, pero jamás me dejaría tirado, por mucho que ahora tuviera algo con alguien que no sabía quien era. ¡Bexx, eres la mejor!
No me dio tiempo a decirle en voz alta mis pensamientos sobre ella, pues se fue al baño. Normal, si después de seis vasos de té helado con limón no le entraban ganas de mear es que no era humana.
Sé que no debí haber hecho lo que hice, y más después del grandísimo favor que me iba a hacer, pero la curiosidad me podía. Aproveché que se había dejado el móvil en la mesa para ver a quien mandaba tantos mensajitos. Sin embargo, no hizo falta que llegara a abrir la carpeta de mensajes enviados, pues la respuesta al último acababa de llegar. Era Ian, seguro que quería algo del grupo.
"Jaja. ¿En serio saltaste desde los acantilados? No te veía yo capaz de tanto... Aunque tú tuviste ventaja sobre los demás: pudiste volar con tus preciosas alas de ángel, esas que veo todos los días en mis sueños".
Me quedé muerto. ¿Qué? ¿Ian? No...Ian no podía decirle esas cosas a mi hermana.
-¿Qué haces?- Me preguntó Bexx desde la puerta.
-Nada, es que te había sonado el móvil y te lo iba a acercar...
-Lo que tú digas.- Suspiró quitándomelo de las manos.
Media hora más tarde. Estaba recurriendo a la una de las personas que capaz de cortar de raíz aquello.
-No te preocupes, yo me encargo de que tu hermana sepa "por casualidad" algún trapo sucio de Ian para que se le quite la tontería.- Me aseguró Jake.- Los líos entre los miembros de un grupo nunca han tenido un buen resultado para nadie.
Nada más colgar llamé a Ryan, un antiguo colega que no llegó a tener nada con Bexx porque los dos fueron tan tontos como para no lanzarse, aun sabiendo que estaban locos el uno por el otro. Recé para que él también estuviera presente en la fiesta, y así fue.
Si todo salía bien, mi hermana terminaría con alguien adecuado para ella. Sí, estaba haciendo lo correcto. Y entonces, ¿por qué me sentía tan mal?

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