viernes, 28 de mayo de 2010

13..- Josh Livesey: No sabía lo acertado que estaba....

Bexx siempre había creído que ella era la lista, y yo, para no hacerle añicos su perfecto mundo, nunca le había llevado la contraria. Pero a veces viene bien recordarle que no todo es como ella piensa.
Hace un par de días le dije que había visto a Ian con otra, una morena muy guapa. Al principio, hizo como si no le importarse, e incluso se mostró un poco fría. La miré fijamente mientras le decía la mayor verdad del mundo: la conocía mejor que nadie y sabía que tenía que haber algo entre ella e Ian si tan bien conectaban musicalmente. Mientras se lo decía tuve que aguantar la risa...¡Benditos mensajes de texto!
Terminó por aceptar que estaba con él, pero no me preguntó acerca de la chica. ¡Buff, menos mal! ¿Cómo le iba a explicar que yo conocía demasiado bien en un aspecto a esa chica de 17 años?
Ahora venía otra prueba en la que tendría que seguir demostrando mi "tontería". Ian había sido pillado por banda y conducido hasta la cocina de Jake por mi hermana. Hice creer a Bexx que estaba echando una partida a la play con Jake, pero en realidad estaba más a su conversación que a la carrera de coches.
-Eh, tío, si vas a estar en la Luna mejor no jugamos.- Me advirtió Jake tras ganarme por cuarta vez.
-Shhh.- Le hice callar.
Acababa de oír a mi hermana gritarle que a qué estaba jugando si salía con varias a la vez.
Cuando Jake vio mi cara de concentración lo entendió y se puso a escuchar también.
-Bexx, no es lo que piensas, Jessica sólo es una vieja amiga de la familia.
-No soy tonta, Ian, y no me gusta que me tomen el pelo, así que o me das una razón convincente para creerte u olvídate de mí.
Se hizo un largo silencio. Jake y yo nos miramos. No sé por qué me daba que los dos conocíamos a Jessica, aunque por razones bien distintas.
-Jessica fue durante un tiempo como mi cuñada. Hace poco nos volvimos a encontrar y me ofreció su ayuda con un problema poniéndome de nuevo en contacto con Dick. Eso es todo.- Terminó diciendo Ian.
-¿Su hermana estaba con Franky? Pero si es un crío...
-¡Qué va!- Se rió para volver a ponerse serio en pocos segundos.- Su hermano estuvo con mi hermana. No te he hablado antes de ella porque no tenemos mucho contacto...
Me quedé boquiabierto ante la noticia. Mi padre siempre decía que el mundo es un pañuelo y que todo el mundo se conoce. Iba a empezar a creerle.
Sin embargo, no fue hasta que Bexx dijo la siguiente frase cuando Jake también se quedó muerto:
-Vendes drogas.
-¿Cómo...?
No pudo terminar. Bexx salió corriendo, y yo tras ella sin conseguir alcanzarla. De vuelta a casa de Jake me crucé con Ian, que ni tan siquiera se atrevió a mirarme a la cara. Me entraron ganas de liarme a ostias con él ahí mismo, pero me controlé. No iba a malgastar mi precioso tiempo en una basura como él.

sábado, 15 de mayo de 2010

12.- Bexx Livesey: Pasado

Como en el juego del escondite, estaba buscando a alguien. Encontré a Ian cuando salía del baño de la casa de Jake y, sin mediar palabra, le volví a empujar dentro y cerré la puerta con pestillo para que nadie entrase.
-¿Qué haces?-Preguntó confundido.
-Shhh.-Le hice callar colocando mi dedo índice sobre sus labios.- Tenemos 5 minutos..., no, espera,-giré la muñeca para ver el reloj- 4 minutos antes de que Jake o mi hermano empiecen a pensar lo que sí es porque faltamos los dos.
Dejé a un lado la niña buena que solía ser para dejar paso a la Bexx más lanzada, esa que rara vez salía pero que tanto me gustaba.
Fue una lástima que tuviésemos tan poco tiempo porque, como suele pasar, lo mejor llegó cuando teníamos que parar. Con respiración entrecortada, y aún demasiado cerca de él, le sugerí que fuésemos más tarde a su casa para poder terminar lo que habíamos empezado, pero me dijo que mejor vayásemos a la mía porque su hermano estaba enfermo y no iba a salir de casa. Qué bien... Obviamente a mi casa no íbamos a ir, así que muy a nuestro pesar nos quedaríamos con las ganas, porque yo me negaba a ir a uno de esos moteles baratos y, por consiguiente, asquerosos. ¡Puag!
Primero salió Ian y tras unos segundos, yo. Sólo faltaba que encima nos pillasen...Sin embargo, al ver la cara de Josh, me di cuenta de que, tal vez, ya nos hubieran pillado. Tonterías, Josh no se enteraba de nada, el pobre era muy corto.
Estuvimos toda la tarde rematando las últimas canciones. A la hora de tocarlas, supongo que por la emoción de lo ocurrido en el baño, me dio por hacer los coros. Todos me miraron extrañados,pero yo seguí, introduciendo mi voz en los fragmentos exactos.
-Deberíamos parar a descansar un poco, necesito beber algo.- Anunció Jake al acabar la última canción.
Nos trajo a todos una cerveza. No sé qué tenía este muchacho con las cervezas, de verdad, pero siempre las estaba bebiendo. Miré con cara de asco la mía, pues a mí no me gustaban demasiado.
-¿Quieres otra cosa?.- Me preguntó.
-No, da igual.
-Anda, dame que te traigo un vasito de agua.- El tono que utilizó para decir "vasito" no me gustó nada.
-Que te he dicho que no.
Demasiado tarde. Agarró la lata y tiró de ella a la vez que yo, provocando que el líquido empapase mi preciosa camisa blanca.
-¡Imbécil! Mira lo que has hecho. Mi madre me va a matar como me vea llegar así a casa.
-Ven, que te dejo una camiseta mía para que no te castiguen como a las niñas pequeñas.
Antes de salir por la puerta, oí al idiota de mi hermano reírse. Definitivamente, yo me había llevado toda la inteligencia.
La habitación de Jake era un caos, como él. Abrió su armario y me tiró una camiseta de Los Ramones negra desteñida de tanto lavarla, suponía. Mientras me cambiaba, se puso a meter montones de ropa que había por el suelo en los cajones. De pronto, exclamó:
-¡Ostia! Creía que las había tirado todas.- Se dio la vuelta y me enseñó una bolsita con cuatro pastillas.- ¿Ves esto? Son anfetas. Cuando tuvimos los exámenes finales antes de graduarnos, Ian me las dio para que me costara menos estudiar, o mejor dicho, memorizar.
Me eché a reir, no lo pude evitar. Sí claro, anfetaminas. Y lo más increíble: Ian se las había dado. Por favor, si Ian era un trozo de pan incapaz de hacer nada fuera de la ley.
-¿No te lo crees? Muy bien, nadie te obliga.- Volvió a esconder la bolsa entre un montón de ropa.- Sólo te daré un dato más de regalo, para que veas que no soy mala persona. Yo tenía cinco y ya ves las que me sobraron. Ian tenía el doble y se las acabó en cinco días si mal no recuerdo; claro que a él le daba igual tomarlas de continuo porque le hacían precio especial.
-Deja de inventarte cosas, resultas patéticos.
-No me invento nada, Bexx. Laura, su hermana, estaba enrollada con un camello que le dejaba la mercancía a mitad de precio a toda la familia Bardelli, aunque el único que realmente se aprovechaba de esa rebaja era Ian, que siempre que salíamos por la noche tenía alguna cosa para tomar.
-Que sí, lo que tú digas.
Pasaba de andar escuchando tonterías de ese tipo.¿Ian tomando drogas? No me lo tragaba. De todas formas, esto era Los Ángeles, no era raro que la gente las tomara. ¿Y si Jake me decía la verdad? No, tonterías. Además, de pasar, que lo dudaba, habría pasado hacía tres años, así que lo podía haber dejado de sobra.
Durante los días siguientes intenté no pensar en el asunto, más porque no quería creerlo que por el hecho de que no lo creyese. Sin embargo, muy a mi pesar, la semilla de la duda había sido plantada y comenzaba a germinar.

jueves, 13 de mayo de 2010

11.- Ian Bardelli: Vida complicada

No dejaba de darle vueltas a las palabras de Jake. ¿Y a él qué más le daba si quería estar con Bexx? Cierto que muchas veces las relaciones entre los miembros de un grupo habían terminado, como mínimo, con la marcha de alguno de los dos cuando lo dejaban, pero siempre tenía que haber una excepción que confirmase la regla, estaba seguro. Sin embargo, tenía que darle la razón en una cosa: no había contado nada a Bexx sobre mi familia ni nada por el estilo, pero claro, ella tampoco lo había hecho; yo sabía lo que escondía y por qué lo hacía, al fin y al cabo no es agradable saber que los padres de tu "novio" discuten día sí y día no con todo lo que eso acarrea, pero, ¿qué había en su vida que tuviera que callar?
Suspiré.Odiaba comer en el McDonald's desde que de pequeño me pasé una noche entera vomitando; yo lo asocié con su comida, pero la verdad es que cuando salí, me hinché a chuches. Y aquí estaba, con una minihamburguesa que en el cartel debe de estar a tamaño real, aunque no lo pongan, esperando a que empezase mi turno. Sí, trabaja en uno de los sitios que menos me gustan..., pero es que cuando se necesita el dinero se pilla cualquier oportunidad legal que te permita ganarlo.
El móvil comenzó a vibrarme en el bolsillo del pantalón cuando estaba dando vueltas aburrido a las patatas.
-¡Hola, Ian!
-Hola, ángel...-Era Bexx.
-Acaban de salir las últimas notas del curso.-Hizo una pausa, seguro que para intentar ocultar, sin éxito, su emoción.- ¡He sacado la segunda mejor nota de la calse! No me preguntes cómo, porque ni yo lo sé, pero lo he hecho.
-Enhorabuena. Entonces, ¿eso quiere decir que ya podré verte más a menudo?
-Ajá.- Asintió.- Además, quiero que me digas cómo me queda algo que me he comprado...
Sabía lo que eso significaba y, por alguna extraña razón que se me escapaba, no me entusiasmaba demasiado.
-Bexx, ni siquiera nos hemos enrollado y ya quieres..., ya sabes.- No era plan se que todo el mundo se enterara de que mi no-novia quería llevarme a la cama.
Su risa alegre se oyó al otro lado del teléfono.
-Sí, tienes razón. Pero prométeme que no tardaremos, ¿vale?-El tono inocente de su voz no concordaba nada con la proposición que me hacía.
-Claro que sí. Esto, Bexx, te tengo que dejar porque empiezo ya a trabajar. Un beso donde tú quieras, guapa.
-Otro para ti, cielo.- Y con un sonoro beso colgó.
¿Me había llamado cielo? ¡Oh, Dios mío!
No quise pensar en ello mientras trabajaba, no fuese que diera mal los pedido y me viera de patitas en la calle. Odiaba este trabajo, era de lo peor que me podía haber tocado; sin embargo era la opción más segura, no quería que Franky también me perdiera a mí por una locura como esta.
De nuevo el móvil, esta vez, un mensaje:
"Tengo algo que es posible que te interese. Mándame la respuesta a este móvil, creo que me investigan."
Me paré a pensarlo. Me había prometido unos 500$ por noche si hacía bien mi trabajo, y la verdad es que cada vez me hacía más falta el dinero... No, no iba a convertirme en esa clase de persona.
"Lo siento, no voy a hacerlo."
Apagué el móvil, no quería que el dinero fácil me tentase, o al menos, no que terminase de convencerme. Mucha gente me necesitaba libre, no en la cárcel o en el otro barrio con un par de tiros en la cabeza.

viernes, 7 de mayo de 2010

10.- Jake Carter: Yo soy el líder. Yo decido.

Era la última prueba. Después de esto sólo uno saldría con vida del agujero en el que nos mantenían encerrados. Le miré fijamente. Cierto que eramos muy buenos amigos, prácticamente como hermanos, pero yo no iba a dejar que ese hecho me influenciara a la hora de sobrevivir. Cogí el arma que me habían asignado, una mierda de cuchillo, y me lancé sobre él, ante su sorpresa. Me levanté del suelo, bañado en su sangre y me quedé mirando a Ian tendido en el suelo.
Desperté de golpe. ¿Pero que estaba soñando? Creo que tendré que dejar de ver pelis estilo Saw antes de dormir.
En estos momentos volvía a mi infancia, cuando tras una pesadilla horrible temía volver a dormirme por si acaso continuaba encerrado en el mismo sueño. Me estiré un poco y cogí el portátil con unos cascos para no despertar a mis padres mientras escuchaba música variada.
Me aburría soberanamente así que decidí actualizar mis redes sociales. Primero, Twitter, esa cuenta que sólo me había hecho porque si algún día quería llegar a ser famoso, tendría que tener una. La maldita pregunta de siempre aparecía en lo alto. A ver que ponía yo para parecer interesante...
"Espero que Freud no tenga razón con su teoría del subconsciente, porque sino estoy bien jodido."
Abrí otra pestaña con el Facebook. Al menos esto me gustaba más, con sus tests tontos y sus grupos y páginas aún más tontos. Miré el chat, aunque a las 5 menos veinte de la mañana no esperaba que hubiera otro loco como yo conectado, a no ser que no fuera de la costa Oeste. Sin embargo me equivocaba. ¡Venga no me jodas!
Yo: ¿Qué haces despierto a estas horas?
Ian: ¿Y tú?
Yo: No podía dormir.
Ian: Yo tampoco, supongo que ya no soy capaz de conciliar el sueño si no oigo unos cuantos gritos antes de acostarme.
No me lo tragaba, no después de haber hablado con Josh.
Yo: ¿Seguro?
Tardó en contestar. Le había pillado.
Ian: Estoy esperando una respuesta que me tenía que haber llegado hace más de tres horas.
Yo: Bexx no te va a contestar. Está en una fiesta con Josh.
Ian: Yo no he dicho nada de Bexx.
Yo: Pero yo soy como Santa, lo sé todo.
Menuda parida acaba de soltar...
Ian terminó por contarme la historia con Bexx, aunque no me terminaba de convencer. ¿Ni un mísero beso? Una de dos, o eran gilipollas o Ian era gay y no conseguía motivarse con la rubita, porque...¡Buff! La pija estaba tremenda. Por un momento me asusté de mis propios pensamientos. ¿Qué estaba diciendo?
Yo: Que sí Ian, que vuestra relación será todo lo casta y pura que tú quieras, pero tenéis que dejarla. Yo no quiero royos en mi grupo.
Y entonces fue cuando se cabreó.
Ian: Lo que pasa es que te jode que me haga más caso a mí que a ti con tu royo de cabrón. Quiero darle una oportunidad... Tengo el presentimiento de que será alguien muy importante en mi vida.
Yo: ¿Pero tú te estas leyendo? Mira, deja de decir gilipolleces porque si fuera alguien importante para ti al menos ya le habrías contado que tienes una hermana mayor en San Francisco. Y mira tú por donde, seguro que no lo has hecho. Así que ya sabes, mañana la dices que no quieres nada con ella, antes de que sea demasiado tarde.
Pasé de contestarle a lo de los celos, no merecía la pena.
Ian: ¿O si no qué?
Yo: O si no me encargaré yo y sabes que será peor.
Apagué el ordenador sin ni siquiera darle oportunidad a responder. Me daba igual lo que dijera, no habría una historia entre ellos y punto, no me daba la gana. Ahora ya no iba a actuar sólo porque Josh me lo pidiera, ahora lo haría por amor al arte.

sábado, 1 de mayo de 2010

9.- Josh Livesey: Remordimientos...¡No os quiero!

Me estaba empezando a preocupar. Nunca había visto a Bexx estar tan sonriente en casa desde que nos fuimos a la universidad. A ver, que nadie me malinterprete: no es que no me guste ver a mi hermana feliz, pero me parecía muy rara su actitud. Tal vez fuera porque sólo le quedaba un examen y lo tenía prácticamente aprobado con notable alto, o tal vez hubiera más. Por suerte tenía una madre que siempre interrumpía mis pensamientos con estupideces y evitaba que me comiera demasiado la cabeza.
-Me ha llamado Tabitha, la madre de Elle,¿os acordáis de ella, verdad? Pues bien, ha regresado de París hace dos días y van a celebrar una fiesta para darle la bienvenida. Deberíais ir, sois sus amigos.
Se hizo un silencio que jamás creía que tuviera lugar. En vez de saltar con alguna escusa, Bexx se concentró en escribir un mensaje con su móvil.
-Pero mamá, hace mucho que no sabemos de ella...-Si Bexx no lo decía, ya lo diría yo.
-Pues así os ponéis al día. De todas formas hasta las diez tenéis tiempo para pensároslo.- Podía haber sido esa su última palabra, pero no.- Aunque por supuesto que vais a terminar por ir.- Añadió asomando la cabeza por la puerta de la cocina.
Genial... Si mi madre supiese lo que pasó, entendería por qué no me apetecía ir nada allí.
Dos años antes. Una de las hamacas que rodean la piscina de la casa de Elle.
-Josh, me marcho a París. No me escribas, no me llames, no me vengas a visitar. Ahora, si no te importa, me gustaría que salieras de mi casa.
Miré a mi hermana, que seguía ensimismada con el móvil.
-Por una vez que necesito que abras la boca para quejarte, te quedas callada.
-¿Qué?-Preguntó sin entender nada. Seguramente ni había oído lo que nos había dicho mamá.
-Esta noche tenemos fiesta en casa de Elle.
-Ahhhhh.-Me entraron ganas de responderle "Ehhhhhhh".- No pensaba ir pero supongo que estaré allí para darte apoyo emocional.
Se me abrió la boca. No me esperaba eso de ella. Mi hermana podría ser muchas cosas, pero jamás me dejaría tirado, por mucho que ahora tuviera algo con alguien que no sabía quien era. ¡Bexx, eres la mejor!
No me dio tiempo a decirle en voz alta mis pensamientos sobre ella, pues se fue al baño. Normal, si después de seis vasos de té helado con limón no le entraban ganas de mear es que no era humana.
Sé que no debí haber hecho lo que hice, y más después del grandísimo favor que me iba a hacer, pero la curiosidad me podía. Aproveché que se había dejado el móvil en la mesa para ver a quien mandaba tantos mensajitos. Sin embargo, no hizo falta que llegara a abrir la carpeta de mensajes enviados, pues la respuesta al último acababa de llegar. Era Ian, seguro que quería algo del grupo.
"Jaja. ¿En serio saltaste desde los acantilados? No te veía yo capaz de tanto... Aunque tú tuviste ventaja sobre los demás: pudiste volar con tus preciosas alas de ángel, esas que veo todos los días en mis sueños".
Me quedé muerto. ¿Qué? ¿Ian? No...Ian no podía decirle esas cosas a mi hermana.
-¿Qué haces?- Me preguntó Bexx desde la puerta.
-Nada, es que te había sonado el móvil y te lo iba a acercar...
-Lo que tú digas.- Suspiró quitándomelo de las manos.
Media hora más tarde. Estaba recurriendo a la una de las personas que capaz de cortar de raíz aquello.
-No te preocupes, yo me encargo de que tu hermana sepa "por casualidad" algún trapo sucio de Ian para que se le quite la tontería.- Me aseguró Jake.- Los líos entre los miembros de un grupo nunca han tenido un buen resultado para nadie.
Nada más colgar llamé a Ryan, un antiguo colega que no llegó a tener nada con Bexx porque los dos fueron tan tontos como para no lanzarse, aun sabiendo que estaban locos el uno por el otro. Recé para que él también estuviera presente en la fiesta, y así fue.
Si todo salía bien, mi hermana terminaría con alguien adecuado para ella. Sí, estaba haciendo lo correcto. Y entonces, ¿por qué me sentía tan mal?