sábado, 25 de septiembre de 2010

21.- Josh Livesey: Noticias inesperadas

Cualquiera que me viese pensaría que era un acosador, escondido tras una esquina cercana al juzgado donde se celebraba la última vista en la que se juzgaba a Ian, Jessi, y el hermano de ésta. La gente fue saliendo a cuentagotas del edificio, pero de ella no había ni rastro.
5 minutos, 10 minutos, 15 minutos, 20 minutos y ya me iba... Jessica Dickinson salió, vestida con una camiseta rosa pálido que se ajustaba a su pecho y caía ligera sobre su abdomen, unos pitillos negros muy estrechos y unas sandalias negras con un taconazo de infarto. Joder, si no estuviéramos en la situación en la que estábamos, la propondría que se viniera a dar otro baño, como en aquella ocasión. Me acerqué a ella,con la intención de preguntarla qué tal había ido todo y que si nuestro hijo podría crecer en libertad junto a ella. Sin embargo, no me esperaba su reacción, se sorprendió mucho al verme, incluso dio un ligero respingo. Como veía que no tenía demasiadas ganas de hablar, decidí dejarme de tanta formalidad con la que me estaba yendo por las ramas e ir directo al grano:
-¿Cómo va el embarazo? No se te nota nada...
-No te habrás creído...- Comenzó.
-Mira,- La corté- sé que esto es muy raro, pero quiero que sepas que me tendrás para lo que necesites, al fin y al cabo yo también tuve parte de culpa.
-¿A ti te faltó oxígeno al nacer, o qué? A ver si te queda claro, ¡NO ESTOY EMBARAZADA! Era todo un engaño para sacarte la pasta. Dios mío... Cómo se puede ser tan imbécil...
Bajó las escaleras negando con la cabeza, como si quisiera reafirmar mi credulidad. No lo voy a negar, me entraron unas ganas increíbles de matarla.
Por suerte, en ese momento también salió Ian con otra chica. A pesar del rencor que aún le guardaba, me alegraba de verle. Fuimos a un parque cercano, donde me presentó a su hermana Laura y nos pusimos al día de lo acontecido durante su ausencia; él me contó como se había deshecho del móvil y todas las pertenencias con las que le pudieran reconocer, a excepción del permiso de conducir, ya que lo necesitaba para ir alquilando coches; por mi parte, yo tampoco tenía gran cosa que contarle, porque por supuesto no iba a decirle lo de la estafa de Jessica. De hecho, sólo había una cosa realmente importante que justamente recordé cuando ya me iba:
-Ahora que ya estás de nuevo aquí y que no hay razones para que vuelvas a dejarnos tirados, el que se ha do es Jake. ¿Qué pasa, os habéis puesto de acuerdo para que cuando aparezca uno se marche el otro?
La cara de Ian era de completo asombro, que pasó rápidamente al pánico, igual que la de Laura. AL final iba a resultar que era verdad lo que todo el mundo me decía, que era gilipollas y siempre la cagaba. No pude preguntar el porqué de sus expresiones, se dirigieron al coche de Laura sin ni siquiera despedirse.
En ese momento, me di cuenta que tal vez Jake no fuese la persona que nos había vendido a Bexx y a mí.