viernes, 12 de febrero de 2010

2.- Bexx Livesey: ¡No soy una superwoman!

Recogí mis cosas de la residencia, mi bajo y una bolsa con ropa suficiente como para pasar el fin de semana en casa de mis padres. Era una pena que no pudiéramos pasar más tiempo allí, pues el viaje desde Stanford hasta Los Ángeles era muy largo y Josh y yo siempre terminábamos baldados; y por si la distancia en kilómetros no fuera suficiente, encima tenía que estudiar para el examen del lunes (me jugaba la asignatura en ese maldito examen), entrenar y practicar para la actuación, perdón concierto como prefería llamarlo Jake.
Quién demonios me mandaría presentarme a las pruebas... ¡No podía llevar una doble vida! De lunes a viernes era Bess Livesey, estudiante de Arte e Historia del Arte en la universidad de Stanford, con una apretada agenda social, que en general sacaba buenas notas y además jugaba al volleyball; cuando iba a casa de mis padres o me visitaban, me convertía en Elisabeth, su perfecta hija de la que se sentían tremendamente orgullosos; y cuando tocaba con los Bloody Hills, pasaba a ser Bexx, "la maldita niña pija que no debería estar allí", como tan amablemente me recordaba Jake, y eso que no sabía lo que hacía el resto del tiempo.
Debí de quedarme dormida en el viaje, nunca antes me había parecido tan corto. Cuando llegamos a casa, a mi madre le faltó tiempo para organizarme todo el fin de semana. Genial... ¿Es que no se daba cuenta de que tenía prácticamente 20 años y podía organizarme la vida yo solita? Suspiré.
-¿Estás cansada, cariño?- Me preguntó.
-La verdad es que sí, mamá. Además, no creo que pueda hacer todo lo que me has organizado, ya tenía planes.
-Oh, vaya- Se limitó a contestar.
Sabía que mi respuesta le había decepcionado, pero tampoco me preocupé demasiado, al fin y al cabo mi hermano sí que podía realizar todo lo que le había preparado y seguro que eso le hacía olvidar mi pequeña osadía.
Mientras me duchaba, puse música. La voz de Joel Madden comenzó a sonar a los pocos segundos de que comenzase la canción: Lifestyle of the rich and famous. Era paradójico, esa canción ponía a caldo a los ricos, y sin embargo a mi, que entraba dentro del saco de los que no se preocupan por el precio de las cosas, me encantaba.
De pronto lo vi claro. Si había decidido entrar en los Bloody Hills era porque estaba harta de esta vida, porque quería cambiar. ¡A la mierda todo! Siempre había hecho lo que se esperaba de mí y ya iba siendo hora de que eso cambiara, de que las 24 horas de los 365 días del año fuese Bexx.
Limpié un poco del vaho del espejo para verme mejor. Una sonrisa se me dibujó en la cara: iba a tomar las riendas de mi vida...
...En cuanto tuviese tiempo.