sábado, 15 de mayo de 2010

12.- Bexx Livesey: Pasado

Como en el juego del escondite, estaba buscando a alguien. Encontré a Ian cuando salía del baño de la casa de Jake y, sin mediar palabra, le volví a empujar dentro y cerré la puerta con pestillo para que nadie entrase.
-¿Qué haces?-Preguntó confundido.
-Shhh.-Le hice callar colocando mi dedo índice sobre sus labios.- Tenemos 5 minutos..., no, espera,-giré la muñeca para ver el reloj- 4 minutos antes de que Jake o mi hermano empiecen a pensar lo que sí es porque faltamos los dos.
Dejé a un lado la niña buena que solía ser para dejar paso a la Bexx más lanzada, esa que rara vez salía pero que tanto me gustaba.
Fue una lástima que tuviésemos tan poco tiempo porque, como suele pasar, lo mejor llegó cuando teníamos que parar. Con respiración entrecortada, y aún demasiado cerca de él, le sugerí que fuésemos más tarde a su casa para poder terminar lo que habíamos empezado, pero me dijo que mejor vayásemos a la mía porque su hermano estaba enfermo y no iba a salir de casa. Qué bien... Obviamente a mi casa no íbamos a ir, así que muy a nuestro pesar nos quedaríamos con las ganas, porque yo me negaba a ir a uno de esos moteles baratos y, por consiguiente, asquerosos. ¡Puag!
Primero salió Ian y tras unos segundos, yo. Sólo faltaba que encima nos pillasen...Sin embargo, al ver la cara de Josh, me di cuenta de que, tal vez, ya nos hubieran pillado. Tonterías, Josh no se enteraba de nada, el pobre era muy corto.
Estuvimos toda la tarde rematando las últimas canciones. A la hora de tocarlas, supongo que por la emoción de lo ocurrido en el baño, me dio por hacer los coros. Todos me miraron extrañados,pero yo seguí, introduciendo mi voz en los fragmentos exactos.
-Deberíamos parar a descansar un poco, necesito beber algo.- Anunció Jake al acabar la última canción.
Nos trajo a todos una cerveza. No sé qué tenía este muchacho con las cervezas, de verdad, pero siempre las estaba bebiendo. Miré con cara de asco la mía, pues a mí no me gustaban demasiado.
-¿Quieres otra cosa?.- Me preguntó.
-No, da igual.
-Anda, dame que te traigo un vasito de agua.- El tono que utilizó para decir "vasito" no me gustó nada.
-Que te he dicho que no.
Demasiado tarde. Agarró la lata y tiró de ella a la vez que yo, provocando que el líquido empapase mi preciosa camisa blanca.
-¡Imbécil! Mira lo que has hecho. Mi madre me va a matar como me vea llegar así a casa.
-Ven, que te dejo una camiseta mía para que no te castiguen como a las niñas pequeñas.
Antes de salir por la puerta, oí al idiota de mi hermano reírse. Definitivamente, yo me había llevado toda la inteligencia.
La habitación de Jake era un caos, como él. Abrió su armario y me tiró una camiseta de Los Ramones negra desteñida de tanto lavarla, suponía. Mientras me cambiaba, se puso a meter montones de ropa que había por el suelo en los cajones. De pronto, exclamó:
-¡Ostia! Creía que las había tirado todas.- Se dio la vuelta y me enseñó una bolsita con cuatro pastillas.- ¿Ves esto? Son anfetas. Cuando tuvimos los exámenes finales antes de graduarnos, Ian me las dio para que me costara menos estudiar, o mejor dicho, memorizar.
Me eché a reir, no lo pude evitar. Sí claro, anfetaminas. Y lo más increíble: Ian se las había dado. Por favor, si Ian era un trozo de pan incapaz de hacer nada fuera de la ley.
-¿No te lo crees? Muy bien, nadie te obliga.- Volvió a esconder la bolsa entre un montón de ropa.- Sólo te daré un dato más de regalo, para que veas que no soy mala persona. Yo tenía cinco y ya ves las que me sobraron. Ian tenía el doble y se las acabó en cinco días si mal no recuerdo; claro que a él le daba igual tomarlas de continuo porque le hacían precio especial.
-Deja de inventarte cosas, resultas patéticos.
-No me invento nada, Bexx. Laura, su hermana, estaba enrollada con un camello que le dejaba la mercancía a mitad de precio a toda la familia Bardelli, aunque el único que realmente se aprovechaba de esa rebaja era Ian, que siempre que salíamos por la noche tenía alguna cosa para tomar.
-Que sí, lo que tú digas.
Pasaba de andar escuchando tonterías de ese tipo.¿Ian tomando drogas? No me lo tragaba. De todas formas, esto era Los Ángeles, no era raro que la gente las tomara. ¿Y si Jake me decía la verdad? No, tonterías. Además, de pasar, que lo dudaba, habría pasado hacía tres años, así que lo podía haber dejado de sobra.
Durante los días siguientes intenté no pensar en el asunto, más porque no quería creerlo que por el hecho de que no lo creyese. Sin embargo, muy a mi pesar, la semilla de la duda había sido plantada y comenzaba a germinar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario