jueves, 8 de abril de 2010

6.- Josh Livesey: Regalo hermana...

Hacía un día precioso: el cielo estaba azul y despejado, el sol brillaba con fuerza, el césped del campus estaba de un verde esmeralda impresionante, se oía a los pájaros cantar a lo lejos... Y lo mejor de todo, me estaba saltando una aburrida clase de Economía.
-¿Quieres?- Me ofreció una calda de su porro Adrian, que estaba sentado a mi lado.
-Conoces a Bess...-Me escusé para rechazarlo. La verdad no me apetecía nada.
-Joder con tu hermanita. ¡Ni que fuese tu madre!
Me reí. Era cierto, últimamente Bexx ejercía más de hermana mayor o de madre (que era aún peor) que de hermana melliza; y lo gracioso es que encima yo era el mayor de los dos.
Empezó a salir gente del edificio principal, se habrían acabado ya las clases. Al rato vino Bexx, a la que le debían de pitar los oídos sin parar, pues había sido el centro de nuestra conversación.
-Hola, rubia.-Le saludó Adrian, acompañándose de una palmada en el trasero.
Bexx dio un ligero respingo seguido de una mirada que expresaba su molestia. Se lo habíamos dicho miles de veces a mi amigo(sí, los dos por si no le quedaba claro), ella pasaba de estar con un tío cuyo máximo divertimento era colocarse y salir de fiesta para tirarse al mayor número de tías posibles o meterse en cuantas más broncas mejor. Después comenzó a sermonearme sobre la importancia de asistir a clase, que aquella universidad no era precisamente barata y que lo estaba desaprovechando... Lo de siempre. Hasta que de repente, cuando ya casi ni la escuchaba, me dijo:
-Ian me ha mandado un sms. Quiere que vayamos esta tarde.
-Estás de coña, ¿verdad?
Negó con la cabeza. Me quedé blanco. Aunque saliéramos de aquí ahora no llegaríamos allí hasta pasadas las 10 de la noche, si teníamos suerte.
-¿Ir a dónde?- Se entrometió Adrian.
En aquel momento tomé una decisión repentina, de esas que se toman en caliente y de las que a veces te arrepientes pero otras, no.
-A ningún sitio, porque lo dejamos. Y no me repliques Elisabeth- A mi hermana la jodía que la llamara así.- Tú estás echando a perder tus estudios y yo voy a terminar hiperactivo por tomar tanto café para no dormirme mientras conduzco.
Creía que mis razones eran de suficiente peso, y que al menos decidiría esperarse hasta el fin de semana, que sólo quedaban tres días. Pero a veces Bess es impredecible, y ésta era una de esas veces.
-No te preocupes, ya conduzco yo. Además, supongo que no te importará perderte todos estos días de clase.
-Pero, pero... ¿Y si preguntan por nosotros?¿Y si llaman a papá y mamá para avisarles de que faltamos?
-Llamaré a Sophie y nos creará una cuartada perfecta.
Se suponía que quien debería de tener a los amigos "chungos" debía de ser yo, que pasaba de las cosas, no Bess; y sin embargo, raro era, de sus amigos, el que no sabía cometer alguna clase de delito.
-Está bien, tú ganas...- Admití derrotado.
Dejamos atrás el campus velozmente, con Adrian y sus interrogaciones incluidos. Mi hermana estaba loca, y yo era gilipollas por acompañarla; pero no importaba, el caso era perder clase.

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