martes, 26 de marzo de 2013

27. Bexx Livesey: Sobrepasar el límite

¿Por qué había ido al encuentro con Jake si lo único que hacía era comprobar el Twitter en mi iPhone? Tenía la respuesta, pero no quería reconocerlo. Es complicado estar con alguien, quererlo y entregarle todo de ti, y a la vez sentirse así cuando estás en la misma habitación que el chico con el que cometerías una locura...
Suspiré demasiado fuerte, captando la atención de los chicos.
-Si te aburres, ¿para qué has venido, eh, rubita?- Me preguntó Jake.
-Déjala, estará pensando en Ryan... No se despegan, empiezan a ser muy empalagosos- Me defendió Josh.
- Ohh, qué bonito, la niña tienen novio...- Se burló Jake, aunque me pareció verle en los ojos cierta tristeza.
- Ya ves, es lo que tiene ser amable con las personas, que al final consigues que se enamoren de ti- Le respondí de mala manera, mientras seguía con el Twitter.
La verdad es que Ryan era un chico maravilloso y no le cambiaría por nada del mundo, pero Jake... Jake era Jake.
Me centré en la conversación para intentar distraerme. Josh intentaba explicarle a Jake la situación de Ian, lo de su padre, lo de su madre, lo de la guitarra destrozada... Y precisamente fue esto último lo que más llamó la atención de Jake, no sé si porque le molestaba haberse quedado sin guitarrista o porque por fin se dio cuenta de lo grave de la situación. Cuando salí con Ian, una vez me contó el cariño que la tenía, que era casi como una parte de él y que nunca se separaría de ella, ni aunque la atropellara un camión; supongo que todos cambiamos y llega un punto en el que no queremos volver a lo de antes.
Jake estaba furioso, incluso llegó a derramar la cerveza de una de las latas en un movimiento rápido. No dejaba de gritar que Ian era un idiota y un irresponsable, que por muchos problemas que tuviera no tenía que dejar que eso afectase al grupo, que el grupo era lo más importante que tenía que haber en su vida...
- Lo dice alguien que se largó sin decir a dónde...- Comenté entre dientes, pero lo suficientemente alto como para llamar la atención de Jake.
- No hables si no sabes nada, imbécil.
- Si tú hubieras abierto la boca cuando debías no estaríamos aquí ahora, orgullosos de mierda. Y deja de preocuparte por el grupo, porque ¿sabes qué?- Me acerqué a Jake dándole golpes en el pecho con toda la fuerza que pude acumular en tres dedo, con la intención de hacerle reaccionar. Acto seguido continué separando bien las palabras- Tu grupo ya no existe. ¡Se acabó!
Recogí mis cosas y me largué de esa casa. No dejé de caminar en un buen rato, ni siquiera para contestar a las llamadas de mi hermano. Estúpido niñato de mierda... ¿Pero qué se había creído, qué íbamos a estar eternamente a su vera? Idiota...
Cuando consideré que estaba lo suficientemente lejos me senté en un banco de un pequeño parque, y sin saber muy bien por qué comencé a llorar nada más apoyarme en él.Es difícil llevar una doble vida, hacer que todos vean en ti una chica encantadora y que por dentro quieras gritarles que son unos imbéciles; es más difícil saber que quieres a una persona, pero a la vez no saber qué sientes por otra, y encima, herir que esta última te hiera y herirle tú a él.
Lloraba silenciosamente, tal y como había aprendido en los últimos años de soledad. Pero cuando lloras, llega un momento en el que la razón por la que lloras se vuelve difusa, y todo lo que tenías guardado viene a ti; y en esos momentos, te olvidas de no llamar la atención, respiras entrecortadamente, te ahogas, la vista se te vuelve borrosa por las lágrimas, quieres golpear lo que haya a tu alrededor... Hasta que terminas exhausta del esfuerzo, de ese dolor que tenían guardado en tu corazón y que nadie, ni siquiera tú misma pensabas tener.
Jake. Mi madre.Mi padre. Josh. Mi vida. Ryan. Ian. El grupo. Todo lo que la gente esperaba de mí. La soledad. El miedo a la realidad. TODO.
- ¡Bexx! Joder, me tenías preocupado...- Era Josh, con la voz jadeante.
No contesté, había terminada tumbada en el bando, agarrada a mí misma. Debía de tener un aspecto patético, pero en verdad me daba igual.
- ¿Estás bien?- Me preguntó sentándose en el suelo enfrente mía. Creo que estaba preocupado.
- Sí, claro...
- Bexx, sé que no te parezco el tío más inteligente del mundo, y que incluso te puedo parecer un gilipollas, pero soy tú hermano, puedes  contarme lo que sea.
¿Qué le iba a contar? No, no le podía decir nada.
- Todo está bien, Josh, no te preocupes.- Mentí, mientras me terminaba de limpiar las lágrimas y me incorporaba.- De verdad.- Intenté sonreír.
En aquel momento, Josh me abrazó, dándome uno de esos cálidos abrazos que te reconfortan y te dicen que la otra persona está ahí, que no se irá. Le devolví el abrazo a mi hermano, teniendo la certeza, tal vez por primera vez en mucho tiempo, que era verdad eso, y que estaría siempre ahí.

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